Por si volvemos a soñar lo mismo, en el mismo sueño, en la misma noche, en la misma cama, con el mismo cuerpo.
Por si nos encontramos en el rincón, o allá en el fondo, donde está el frasco con la única aceituna que sobró.
Por si nos pudrimos juntos, nos marchitamos, nos ponemos verdes, despedimos mal olor, nos convertimos en seres extraños, nos salen patas como a insectos inventados.
Mi heladera brilla.
Tiene espejos, y todo se duplica.
No necesito guardar más sobras, no necesitamos pudrirnos, ni despedirnos en aromas agotados.
Inventamos ese vacío contenedor donde la descomposición es un chiste que nos ríe a los dos.