sábado, 27 de febrero de 2010

Dedicar


DEDICATORIA. Episodio de lenguaje que acompaña todo regalo amoroso, real o proyectado, y, más generalmente, todo gesto, efectivo o interior, por el cual el sujeto dedica alguna cosa al ser amado.


Roland Barthes; Fragmentos de un discurso amoroso.



Un haiku acaracolado invade de ternura la búsqueda que emprendo.


Deslizo, impaciente primero, detenidamente después, mi mirada de festejo por sobre este episodio del lenguaje.


Lo veo arrastrarse, húmedo, cercano, hasta mí.


Y creo que es éste, lo encontré, me encontró, nos encontramos.


Lo traslado a papel de origami, como si el nuevo soporte pudiera contenerlo mejor, o por más tiempo.


Como si pudiera albergarnos a los dos,


En las alas de mil grullas que esperan, siempre, por ambos


“estas huellas de camello, para quien siempre encuentra caminos en el desierto más anodino…”


“encontrar un texto tan bello como la mujer que eres…”


“para seguir mirando subjetividades…”


“por nuevos fragmentos… siempre, siempre…”


Ser para el otro este episodio singular,


Que el otro sea la búsqueda empecinada de algo nuevo por decir, de un nuevo hogar, en un intento por llamarnos “casa”


… y ser refugio.

viernes, 5 de febrero de 2010

Autorretrato


“Retrato de una persona hecho por ella misma”

Diccionario de la Real Academia Española


profundo ejercicio de artista,


(ejercitar la mirada de los bordes, caminar despacio por la senda indicada, correr prolijamente por la pista asignada, blanca y rectangular)


escrutarse el rostro y conocerse,


(escrutar, respirar persecución y disección, diseccionar el rostro y asignarle un valor según la apertura de la boca, o sacar la lengua en un espejo inexistente, o cerrar los ojos y que aparezca un mundo, cualquiera de los posibles)


Máscara por maquillar, ilusionarse con el autoconocimiento de aquella persona que ya es otra en primer lugar.



Me indican, que para hacer un autorretrato voy a necesitar:



1. un espejo


2. un vidrio


3. un lápiz


4. un marcador negro indeleble


5. una lámpara


6. papel




y que me siente frente al espejo, y que me mire.


y que dibuje en un vidrio mi reflejo,


y que le abra las puertas al universo de mis sombras


y que alumbre con la lámpara por detrás eso que también soy.


y finalmente, que me copie, que me fije, que mi rostro pueda ser soportado, llevado, acarreado,


transportado,


que sea metáfora.



Pero, yo, hoy, prefiero mirarme los pies, y creer que conozco el instante preciso,


cronológicamente imposible de medir, en que una hoja suicida se arrojó entre mis metáforas.