jueves, 29 de diciembre de 2011

Erotismo



El sueño de la esposa del pescador[1] siempre me obsesionó. Quizás por la fantasía femenina más inimaginable, quizás por la viscosidad de dos pulpos entrelazándose al cuerpo de una mujer, uno pequeño, atenazando uno de sus pezones y besando su boca, y el más grande succionando vorazmente su vagina. Quizás el rostro entregado al placer, quizás lo imposible del deseo realizado, quizás lo impactante de saberse engullida por una textura completamente desconocida. Quizás la violenta intimidad que yace entre las piernas, en la entrega húmeda de un cuerpo vaciado.

Quizás.



[1] El sueño de la esposa del pescador es una xilografía de 1814 realizada por Katsushika Hokusai, y perteneciente al género Ukiyo-e (“pinturas del mundo flotante” o estampa japonesa, desarrollada durante el período Edo(1603-1867)). Es también un ejemplo de Shunga (“imágenes de primavera”) un género que tiene como tema principal la representación del sexo. El término “primavera” aludía eufemísticamente al acto sexual. Las escenas representadas dentro del género Shunga incorporaban personajes de diversa índole: comerciantes, samuráis, monjes, seres fantásticos y mitológicos.


lunes, 5 de diciembre de 2011

Tanabata (o cómo cruzar puentes)

A partir de este momento, la dimensión, el espacio y el tiempo de este lugar oscilarán y se desplazarán. A lo mejor no podremos vernos la una a la otra, aunque estemos las dos juntas, y cada una verá algo muy distinto…en la otra orilla del río. Pase lo que pase, no grites, ni intentes cruzar el puente, ¿has entendido?

-OK-asentí con la cabeza.

Banana Yoshimoto, Kitchen.


Banana Yoshimoto, en su novela Kitchen, alude en un momento de su relato a la leyenda japonesa de Tanabata (Qi Xi en China) literalmente, la “festividad de las estrellas”. Cada 7 de julio se festeja en Japón el encuentro entre Orihime y Hikoboshi, dos amantes separados por un río de estrellas (la vía láctea), a los cuales sólo se les permite verse el séptimo día del séptimo mes de cada año. Cuenta la leyenda que Orihime, hija de Tentei, el padre celestial, tejía telas incansablemente a orillas de la vía láctea. Sus tejidos eran tan bellos y tan apreciados por su padre, que Orihime sólo tenía tiempo para trabajar en sus bordados, no pudiendo así relacionarse nunca con nadie. Su padre, preocupado, decide concertar un encuentro entre su hija y Hikoboshi, un pastor que vivía al otro lado del río de estrellas. Ambos se enamoraron perdidamente y se casaron apenas se conocieron, y era tan grande su amor, que comenzaron a descuidar sus tareas. Orihime ya no tejía sus preciosas telas, y Hikoboshi descuidaba su ganado. Tentei, enfurecido, decidió separar a los esposos, y los retuvo uno a cada lado del río, prohibiéndoles verse. Sensibilizado ante los ruegos de su hija, y sus eternos llantos, Tentei permite a los amantes un único encuentro, el séptimo día del séptimo mes, con la única condición de que su hija terminara con su trabajo atrasado. Cuando llegó el tan ansiado día, no pudieron reunirse porque no había modo de cruzar el río, sólo podían mirarse el uno al otro. Ante los sollozos de Orihime, una bandada de urracas hizo un puente con sus alas, y así pudieron los amantes cruzar el puente y reunirse. Cada año, las urracas se reúnen para construir el puente con sus alas, siempre y cuando no llueva. Al llover, los amantes, lamentablemente, deben esperar un año entero para volver a reunirse.

El río estaba entre él y yo…sentí una oleada de añoranza, su figura se sobrepuso a la imagen del recuerdo que guardaba en mi corazón y ambas se fundieron hasta convertirse en una.

Banana Yoshimoto, Kitchen.