martes, 21 de febrero de 2012

Crisálidas



Cambiar de piel,


mudar los muebles,


las bibliotecas,


los libros,


los recuerdos,


las palabras,


los poemas,


(lo dicho, lo no dicho, lo borrado, lo marcado)



es sólo un cambio de lugar



allí, un nuevo habitar



(verde oruga y fiesta primaveral)


un nuevo mundo, un nuevo aroma


no poder esperar a sentir ese olor


no poder


esperar

y del otro lado


nuestra historia


(que es otra)




pero no.



viernes, 10 de febrero de 2012

Dejar


No saber.

Ya no saber, dónde se rompe la cuerda. En qué lugar está más floja, en cuál más tensa.

No saber si existe la cuerda. Si es amable o cruel con uno, si se delimita en el espacio o en el tiempo, o si ya no hay espacio ni tiempo, ni límites en la retina.

Decidir si lo mejor es la rotura, o la deconstrucción, o la destrucción o la construcción, o qué. Mejor no decidir. Mejor no definir. Mejor no tener ya una relación con la verdad que acecha el cuerpo completamente desprotegido y en duda, tambaleante, jadeante, sin fuerzas.

Mejor la entrega sin resistencias a lo que no se sabe, a lo que no se puede, a lo que se abre, a lo que se cierra, a lo que abisma incierto en la palabra “dejar(se)”.

domingo, 5 de febrero de 2012

Pequeños dragones


El gusano se dobla para extenderse. Los dragones y las serpientes hibernan enrollándose para conservarse en vida.

I Ching.

El que me habita es inmenso, lo era antes y lo es ahora. Es de fuego, y cuando abre su boca sus llamas son indetenibles. Aunque puede transformarse en agua o en etéreas nubes, el fuego realmente lo habita. Nunca hay ratones cuando aparece. Si sobreviene, imponente, desconfiado y temeroso, lo mejor será dejarlo ser y hacer: él sabe la razón, siempre.

(Y ellos serán pequeños dragones húmedos, que vendrán en el momento indicado a arrojar agua y apaciguar la desmesura. Con la misma fuerza, con la misma grandeza y contenido mítico, pero con otra sabiduría: la paciencia.)